Si bien nos separan aproximadamente dos mil años del tiempo en que vivieron las comunidades vicús, hoy podemos acercarnos a su forma de entender la vida a través de los objetos que nos legaron. Obras de arte que nos permiten conocer que las personas detrás de esas creaciones celebraban, reían, contaban historias, disfrutaban de la música y formaban parte de un mundo diverso e interconectado.

Es precisamente a través de la observación y el análisis de estas obras de arte y de sus contextos, que el curador de esta muestra, Hugo Ikehara, presenta una interpretación novedosa del mundo vicús. Así, con su visión personal y el apoyo de un equipo de artistas pretende ilustrar cómo era ese antiguo mundo, con énfasis en la conexión entre la muerte y la vida.

La propuesta que verán a lo largo de este recorrido se sustenta también en investigaciones arqueológicas realizadas décadas atrás, así como en la exploración de objetos que en su momento final fueron depositados en tumbas.?Si bien estos objetos fueron usados en otras ocasiones, como en fiestas, ceremonias o a modo de regalos entre personas, al finalmente formaron parte de las creencias sobre la muerte de las comunidades vicús.

Este análisis nos invita a considerar que es posible que los antiguos vicús concibieran el mundo con un carácter cíclico, donde el entierro era una oportunidad para transformarse en otros seres animales para regresar a habitar estos territorios.

Hugo Ikehara
Curador