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X Concurso Nacional de Pintura
Del 16 de noviembre 2018 al 3 de febrero 2019
Conoce la exposición de obras ganadoras y finalistas del X Concurso Nacional de Pintura del Banco Central de Reserva del Perú, edición realizada en el año 2018.
El Concurso Nacional de Pintura del Banco Central de Reserva del Perú, desde su primera edición en 2009, se ha caracterizado por otorgar carta de ciudadanía a creaciones que usan diversas técnicas que apuntan a una concepción abierta de “la pintura”. Este enfoque ha sido fundamental tanto para los organizadores como para el jurado para permitir el desarrollo de un concurso contemporáneo de pintura, ampliar su convocatoria y lograr que, a través de sus diez ediciones, se consolide cada vez más en el campo de las artes visuales en el Perú.
La selección de obras que presentamos en la exposición de ganadores y finalistas del X Concurso Nacional de Pintura destaca por privilegiar las habilidades técnicas de los artistas, enfocados en la construcción de un ambicioso proyecto de producción artística individual. El conjunto de obras presentadas tiene una gran variedad, desde una propuesta basada en un juego conceptual o en el empleo de diversas técnicas -como el hilado o el uso de materiales diversos-, hasta un ejercicio pictórico puro. Así, estas obras reflejan la intención exploratoria en la pintura peruana contemporánea y, por lo tanto, sobrepasan límites difíciles de superar o antes impensados.
La obra “Sin título” de la artista Alice Wagner, ganadora del primer premio de la presente edición, propone una reflexión sobre la historia del arte peruano que es, a la vez, una meditación sobre la cultura visual contemporánea. El hecho de haber sido concebida en barro cocido -una propuesta que no tiene paralelo en la pintura local- produce una superficie inesperada. Por un lado, esta alude a algo antiguo como las maquetas y dioramas que se presentan muchas veces en los museos antropológicos. Por otro lado, esas asociaciones con el pasado se enfrentan con las figuras dibujadas sobre la superficie, que aluden más bien al presente, a frazadas populares que son de uso cotidiano. La obra convierte la frazada en una suerte de ruina contemporánea. El resultado es una pieza compleja con un gran poder evocativo.
El trabajo de Alice Wagner se ha caracterizado por la exploración de materiales relacionados con la producción en serie, como la cerámica y su tradición en el Perú. Su recorrido se inició con una mirada hacia la cultura Mochica. Consecuente con su exploración, la artista presentó una propuesta en cerámica retomando la imagen de la “frazada de tigre u otorongo”, que fascina a varios artistas peruanos, como Juan Javier Salazar y Eliana Otta. Sin embargo, esta vez esta manta fue tomada para ser convertida en objeto único, trastocándose su origen serial. Al finalizar este proceso, la frazada de origen incierto -utilizada también en países como México o Ecuador- es peruana ante nuestros ojos, ya que está fabricada con lana de alpaca o de llama. Así, vuelve a ser enraizada en el Perú desde los procesos y materiales originarios de nuestro pasado precolombino.
Mediante el uso de la cerámica, Alice Wagner también logra generar un cuestionamiento de orden afectivo y emocional, pues ha conseguido congelar un signo de “calidez y protección”-cuya “naturaleza protectora es de suave y ligera consistencia”- en un objeto frío y bastante pesado.
Por otro lado, la obra de Valeria Ghezzi, que mereció el segundo premio de este concurso, alude también a la historia del arte, pero con referencias directas y precisas a un conjunto de acuarelas de la colección del Museo de Arte de Lima. Al observar la obra, el espectador ve solo pequeños fragmentos de varias acuarelas, que aparecen distribuidas ordenadamente sobre la superficie del cuadro. Esos detalles no conforman una composición figurativa, sino más bien se organizan según un orden evidentemente abstracto. El resultado es una pieza desconcertante, que ofrece al espectador la sugerencia de un “detrás” del cuadro al que no puede acceder. Por lo tanto, la artista nos obliga a activar nuestra memoria, a través de una selección de datos y detalles para completar con nuestro propio esfuerzo, un imaginario del pasado costumbrista criollo.
A través de las imágenes fraccionadas de nuestras representaciones costumbristas, Valeria Ghezzi secciona entre renglones las lecciones del aprendizaje colonial y desarticula concepto e imagen para intentar descolonizar la historia y su aprendizaje.
Cabe resaltar que en esta oportunidad, se decidió por unanimidad otorgar tres menciones honrosas a las obras de Valentina Maggiolo, Raúl Silva y Sandra Cecilia Salazar, las que destacaron por el valor estético logrado por los artistas a través de un excelente manejo de la técnica mixta. Valentina Maggiolo transporta al observador hacia el interior de una gama de negros y grises esfumados en un exuberante paisaje; Raúl Silva domina el uso de una narrativa disruptiva, o no lineal; mientras que Sandra Salazar destaca por el poder de transmitir movimientos gestuales y formas en acción.
Finalmente, es vital que existan premios como el del Banco Central de Reserva del Perú, pues contribuyen a reflejar el estado de la pintura en el país y permiten que el público tenga un acercamiento al proceso en el que participa un destacado grupo de creadores de nuestro país. Más allá de la experiencia visual, este concurso fomenta el registro de la historia de la pintura y, en algunos casos, las notorias diferencias de concepción y de factura a nivel nacional. De esta manera, enriquece la colección del MUCEN y preserva el patrimonio artístico del Perú. Esto, además, es importante para la carrera de los artistas visuales, cuya relación con el público tendrá un mejor vínculo y cobrará mayor relevancia, al formar parte de una exhibición respaldada por un museo con enfoque pedagógico.
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